La realidad detrás de la violación

Como veo que hay mucho desconocimiento sobre qué hay detrás de una violación, y se recurren a ideas estereotipadas que revictimizan a las víctimas, a continuación pondré las nociones básicas para poder desechar preconcepciones erradas. Parto de la base de que no tenemos por qué saber lo que nos sabemos. Pero sí es importante que como ciudadanía responsable nos preocupemos por tener una concepción realista de problemáticas sensibles para poder aportar. Por tanto, ¿qué es LO MÁS BÁSICO que debemos saber sobre este asunto que la investigación nos aporta para no caer en falsas concepciones?

– La mayoría las lleva a cabo una persona CONOCIDA

– Una buena parte se realizan SIN VIOLENCIA FÍSICA

– No se asume que no es no o no contempla a la mujer como SUJETO de derechos y NO OBJETO

– Puede que las mujeres puedan quedarse en shock o NO REACCIÓN y esto no implica consentimiento ni deseo

– En no pocos casos NO SE ES CONSCIENTE de qué sucede o no se asimila que lo que está sucediendo es una agresión

Por tanto, no podemos seguir hablando de tener cuidado con desconocidos, sino de DAR HERRAMIENTAS para que sea quien sea quien se sobrepase puedan acudir a personas de confianza que les apoyen y ayuden. Tampoco podemos hablar de que sin violencia no es violar, pues la mayoría de casos se usa VIOLENCIA PSICOLÓGICA (intimidación, chantaje) así como 1/3 casos se utiliza la sumisión química desde coaccionar en dar alcohol en grandes cantidades sabiendo que provocarán ausencia de conciencia, así como poner directamente droga en la bebida, dar a beber de la propia teniendo al droga dentro, o coaccionar de algún modo la ingesta de drogas con la intencionalidad de doblegar la voluntad sexual de la víctima.

Asimismo, debemos ACLARAR TÉRMINOS BÁSICOS para hablar sobre lo mismo. Porque las definiciones deben partir de la EVIDENCIA Y NO de de las SUBJETIVIDADES o experiencias propias que cada cual considere, o jamás llegaremos a lograr esfuerzos comunes y coordinados que acaben con esta o cualquier problemática social. Por tanto, vamos allá con las preguntas que debemos saber contestar bien.

¿De qué hablamos cuando hablamos de una violación? De una relación sexual no consentida ni deseada. Donde no podemos reducirla a la penetración, sino ver el fenómeno como violencia sexual donde la violación es un tipo. Así, la violencia sexual implica cualquier acto de corte sexual no deseado y no consentido, desde miradas lascivas intimidatorias de corte sexual a la relaciones sexuales (violación). Nadie tiene derecho a hacer nada que no queramos, debemos tenerlo claro. Por supuesto las tipologías penales dependen de cada país, pero lo idóneo es ir aunando visiones cada vez más y mejor. Por tanto hablar de violencia sexual no se refiere exclusivamente a lo que se recoge en el código penal, sino que debe verse también desde lo técnico, educativo y político.

¿Realizan violaciones desconocidos? Sí, pero no son la mayoría ni suceden como el imaginario colectivo cree derivado de muchas películas.

¿Están las agresiones aumentando? Tenemos que tener presente que el aumento de concienciación trae el aumento de denuncias. Por tanto no sabemos ahora mismo si está aumentando la conciencia de qué es agresión y de que una relación sexual ha de desearse. Contamos con una gran cifra negra que reflejan los estudios de prevalencia con autoinformes y muchas personas no han denunciado. Por lo que debemos tener cautela antes de sembrar alarma, pues quizás el aumento de número refleje un aumento de conciencia. Cuando tenga más datos recientes lo desarrollaré en profundidad.

¿Qué está detrás de las agresiones sexuales? Sobre hay un factor social. Pese a los mensajes de que son impulsos esto no es cierto. Debemos tener muy presente que hay estudios metaanalíticos que señalan a las distorsiones cognitivas sexistas tanto en el inicio como en el mantenimiento de las agresiones. Por tanto el foco de intervención y educación social debe centrarse en abordar el género, tanto en saber qué es el ´género y cómo se conforma, como en saber su relación con la violencia de género. Por tanto, es la socialización diferencial sexista la que hace que se construyan los géneros en base al sexo y se genere una base desde la infancia de desigualdad, siendo la mujer «El otro sexo». Además, los patrones culturales y los medios emiten una imagen cosificadora de la mujer, desde en los propios anuncios (véanse polémicas donde incluso se emulan situaciones de violación múltiple) a la propia pornografía, que se convierte en la práctica lo que se ha llamado comúnmente «la pedagogía de la violación».

Por tanto, llegados a este punto la pregunta que debemos hacernos es, ¿Cómo se previene y evita?

Con educación no diferencial por género: Mientras no vayamos a la ráiz de la desigualdad que es la diferenciación sexista entre niñas y niños la violencia y la desigualdad seguirá. Por tanto debemos asumir que no hay cosas de niñas ni de niños, que es una construcción social y debe desaparecer.

Luchando contra lo que promueve y perpetúa desde la raíz: Tal y como el vapuleado adjetivo «radical»pone de manifiesto, debemos ir a la raíz de la desigualdad si queremos acabar con ella. Por tanto la educación es la prioridad, revisando desde los libros de textos con imágenes que discriminan por sexo, a los propios uniformes sexistas de los colegios. Todo suma o resta.

Con educación sexual y psicoafectiva: El tabú es un factor de riesgo. Si no hablamos de sexualidad esas lagunas educativas se llenarán de desinformación. El desarrollo sexual forma parte del ser humano y comienza el autodescubrimiento en edades tempranas. Por ello no educar desde el respeto, la afectividad y el deseo es una carencua a solventar.

Abordándola como Sociedad democrática: Desde el respeto y la evidencia deberíamos tener presente que estas temáticas deben debatirse pero desde la evidencia. No podemos consentir el negacionismo ni abordajes ineficaces. Si la Sociedad lo crea, la Sociedad ha de arreglarlo.

Si queremos atajar este u otro problema el diálogo es necesario. Y aquí es la ciencia la que tiene que tener el peso que merece. No opiniones sin fundamento que pueden empeorarlo todo y volver a la caverna de la que nos costó tanto salir. Que en la cuestión de la #LibertadSexual hay víctimas y agresores, pero también opinión pública, feministas, profesionales forenses, juristas… Y no son excluyentes. La Sociedad la formamos cada una de las personas. Así que sólo con diálogo y sin prejuiciar avanzaremos juntos. Actuemos como tribu con conciencia para aportar y sumar para conseguir el fin de la violencia sexual.

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